La Tigresa del Oriente - Burla y fama una estrategia de marketing no convencional

En la era digital, una de las formas más poderosas de ganar visibilidad es transformarse en fenómeno de Internet. La Tigresa del Oriente —nombre artístico de Juana Judith Bustos Ahuite— es un ejemplo icónico de ello. Aunque su estilo, estética y origen no se ajustan al molde tradicional de “superartista”, ella supo convertir la burla, el meme y lo “irregular” en una ventaja competitiva.  

Desde una perspectiva de marketing, la vigencia de La Tigresa del Oriente no es un accidente, sino el resultado de una estrategia orgánica y disruptiva que supo convertir la exposición —incluso aquella basada en la burla o el meme— en una poderosa herramienta de posicionamiento. Este artículo explora cómo su figura logró trascender modas pasajeras y plataformas emergentes para convertirse en un ícono intergeneracional: una artista que, lejos de desaparecer, se reinventa y conecta con nuevas audiencias digitales sin perder su identidad. Un caso que demuestra que atreverse a ser diferente puede convertirse en la mejor estrategia de marca.

Estética “kitsch” o “camp”

Desde sus primeros pasos, La Tigresa del Oriente se presentó con una estética llamativa —peluca rubia, vestuario de leopardo, coreografías poco convencionales— y su producción de video-musical de bajo presupuesto llamó la atención.

La estrategia de visibilidad de La Tigresa del Oriente se destaca porque no actuó en un vacío: lo hizo justo cuando plataformas como YouTube comenzaban a abrirse para artistas no convencionales y los memes aún no eran tan masivos como en 2025. Su videoclip “Nuevo Amanecer” (2007) se convirtió en uno de los primeros fenómenos de YouTube latinoamericanos, superando los 10 millones de vistas.  

El hecho de posicionarse antes de que las redes digitales se saturaran, y de aceptar que la burla y el meme formaran parte de su trayectoria, permitió que su visibilidad —menos competitiva que hoy— se transformara en una plataforma de lanzamiento de relevancia a largo plazo.

Por ejemplo:  

• Fue objeto de parodias y memes en programas de televisión.  
• En 2024 volvió a viralizarse con una parodia de un clásico de los 90 que llamó la atención de la marca Reebok.  
• Su condición de artista madura, de origen amazónico, y su estética “camp” hicieron que muchos la vieran como “extraña”, lo cual alimentó su memética.

Cómo convirtió la burla en herramienta de visibilidad  

Lo distintivo de este caso es que la burla no la destruyó: la impulsó. Veamos cómo:  

• Aceptar la exposición En lugar de esquivar los memes, permitir que circulen y que su nombre siga en la conversación digital.  
• Transformar el “objeto de risa” en marca personal: Su estética felina-selvática, su actitud irreverente, su origen amazónico —todos elementos que la hacen memorable.  
• Uso astuto de plataformas digitales: YouTube, Instagram, TikTok y otros medios permiten que el contenido se viralice sin intermediarios tradicionales.  
• Apuntar a múltiples generaciones: Mientras algunos la conocieron hace años, los más jóvenes la descubren como fenómeno de internet, lo cual amplía su alcance.

En resumen: lo que para otros sería estigma, en su caso se convierte en ventaja táctica.

Elementos de estrategia identificables  

Para quienes se dedican al entretenimiento, relaciones públicas o marketing de artistas, el caso de La Tigresa ofrece varios aprendizajes:  

• Identidad visual coherente y fuerte: Su “look” ­—leopardo, peluca rubia, presencia exótica— genera recordación inmediata.  
• Producción de contenido diferente: Sus videos no tienen la pulcritud de los grandes estudios, pero precisamente por eso apelan a lo compartible.  
• Aceptar el nicho digital: No luchó únicamente por el mercado tradicional: abrazó su condición de estrella de Internet y viral.  
• Reinvención constante: A lo largo de los años incursionó en diferentes géneros, colaboraciones, versiones virales —manteniendo la visibilidad.  
• Gestión de la crítica y la burla: En lugar de retraerse, incorporó esa narrativa como parte de su marca (“sí, soy diferente, y lo hago a mi manera”).

Riesgos y cómo los mitigó  

Toda estrategia basada en visibilidad poco convencional conlleva riesgos: estigmatización, no ser tomada en serio, desgaste de marca. Pero La Tigresa ha sabido mitigar esos riesgos:  
 

• Autenticidad de origen: Su historia —infancia en Loreto, trabajo previo como cosmetóloga— generan identificación humana.  
• Diversificación de presencia: No solo memes: discos, giras, cine, colaboraciones internacionales. Esto evita que sea vista como “solo un chiste de internet”.  
• Actualización de formatos: Adaptarse a lo que viene (por ejemplo — versiones virales, nuevas plataformas) le ha permitido “no quedarse atrás”.  
• Narrativa de superación: Más que solo un personaje viral, retrata un camino personal, lo que genera empatía y respalda la visibilidad.

La historia de La Tigresa del Oriente es mucho más que una anécdota viral: es un ejemplo poderoso de cómo la autenticidad, la constancia y la capacidad de adaptarse a los medios pueden convertir una figura atípica en un ícono intergeneracional. Comprender a fondo este fenómeno desde la Comunicación Social, la Producción Audiovisual y el Mercadeo Digital permite ver con claridad que detrás de cada artista, empresa o producto existe el potencial de construir una narrativa potente, generar impacto visual y emocional, y conectar con audiencias diversas. Estudiar estas disciplinas en el Poli no solo te prepara para comunicar con propósito, sino para crear estrategias capaces de posicionar cualquier marca —por inesperada que parezca— con la fuerza y permanencia con la que lo ha hecho La Tigresa.

En el Poli, encontrarás programas diseñados para que puedas desarrollar las competencias clave de visibilidad, marca personal y creación de contenido —tal como lo ha hecho la La Tigresa del Oriente en su trayectoria. Algunos de los programas recomendados son:

• Licenciatura en Comunicación Social (modalidad virtual o presencial) – para dominar narrativa, medios y producción digital.
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