¿Qué es la gentrificación? El impacto en México y Luisito Comunica

El pasado 4 de julio, en pleno corazón de la Ciudad de México, una protesta contra la gentrificación terminó con vidrios rotos, grafitis en establecimientos comerciales y una figura pública reconocida a nivel mundial en el centro de la polémica: Luisito Comunica.

El influencer, que asistía al Foro Lindbergh para documentar los disturbios, recibió gritos por parte de varios manifestantes que lo señalaron como parte del problema, pero su reacción (publicada luego en redes) fue contundente: “Yo no soy gentrificador, simplemente me mudé a esta ciudad desde Puebla.”

@luisitocomunica

Destruir el patrimonio de otro mexicano “por el bien de México” es algo de lo que nunca me van a convencer 🇲🇽 *Invito a la audiencia a por favor NO buscar y NO acosar a la persona que se acercó a agredirme. He censurado su rostro para cuidar su identidad. No tengo ningún tipo de remordimiento contra esta persona, ni estoy actuando mal en su contra*

♬ sonido original - Luisillo El Pillo

Este episodio detonó una discusión nacional sobre un concepto que ha transformado la vida en muchos barrios del país. Pero, ¿qué se entiende realmente por gentrificación?

¿Qué es la gentrificación y por qué está en boca de todos?

El término “gentrificación” puede sonar técnico, pero sus consecuencias se sienten en el bolsillo, el entorno y la cultura. Se refiere a un proceso de transformación urbana en el que barrios históricamente habitados por clases populares comienzan a recibir inversiones que los “mejoran” físicamente, pero también elevan drásticamente el costo de vida. El resultado: desplazamiento de sus habitantes originales, pérdida del tejido social y una ciudad que se vuelve menos inclusiva.

Según Luis Salinas, investigador de la UNAM, “la gentrificación es una transformación física y social del espacio, ligada a la inversión inmobiliaria y comercial... implica cambios en la infraestructura y una reestructuración demográfica”. Es decir: no solo cambian los edificios, también cambian los rostros que caminan por sus calles.

Y mientras en el norte del mundo este fenómeno ha sido documentado por décadas, en América Latina —y especialmente en México— ha tomado fuerza en los últimos 20 años, con barrios enteros pasando de ser comunidades locales a centros de consumo para turistas y nómadas digitales.

El impacto de la gentrificación en Medellín

En Medellín, la gentrificación ha ganado terreno principalmente en barrios como El Poblado, Laureles y Robledo, donde la presencia de inversionistas y nómadas digitales ha impulsado una valorización inmobiliaria de hasta el 50 % en algunos casos. 

Este fenómeno no solo se refleja en la vivienda, sino también en la canasta diaria de los paisas. El clásico “corrientazo” ha incrementado su precio entre un 8 % y 11 % en 2024–2025, alcanzando un rango de 15 000 – 20 000 COP, cuando en 2023 apenas rondaba los 13 000 COP. Este alza golpea directamente a trabajadores y estudiantes que solían depender de estas opciones accesibles en zonas populares ahora transformadas.

Este encarecimiento no solo afecta la alimentación, sino también el acceso a servicios básicos como el transporte. Por ejemplo, el pasaje sencillo del SITVA (Sistema Integrado de Transporte del Valle de Aburrá) subió un 16 %, al pasar de 0.63 USD en años anteriores a 0.73 USD en 2025, generando una presión adicional al bolsillo de quienes dependen diariamente de este sistema. Cuando sumas esto al encarecimiento de cafés, almuerzos y alquileres, el poder adquisitivo de los medellinenses disminuye significativamente, obligando a muchos a replantear su estilo de vida y patrones de consumo en distritos en proceso de gentrificación.

Luisito Comunica: ¿chivo expiatorio o símbolo de un problema mayor?

Luisito no construyó los nuevos edificios. No duplicó los arriendos. No corrió a nadie de su barrio. Pero su imagen mediática, su presencia en zonas en transformación y su estilo de vida lo convirtieron en el blanco perfecto para el malestar acumulado de muchos.

En el fondo, su caso revela algo profundo: la falta de mecanismos para canalizar el descontento social cuando las transformaciones urbanas son impuestas, no dialogadas. Cuando quienes viven en los barrios no tienen voz en las decisiones que los afectan. Y cuando no existen políticas públicas que protejan a los más vulnerables de los efectos colaterales del “progreso”.

Planificación estratégica y gestión pública ante la gentrificación

Desde la Maestría en Gestión Pública del Politécnico Grancolombiano, este tema se aborda como un reto multidimensional que exige políticas públicas integrales. Es fundamental establecer marcos normativos que regulen el mercado de la vivienda y protejan el tejido social de los barrios y de sus habitantes tradicionales.

Y por otro lado, la Maestría en Pensamiento Estratégico, Prospectiva e Innovación propone enfoques prospectivos que integren participación ciudadana, análisis de datos, y diseño de soluciones urbanas innovadoras que mejoren la calidad de vida de las personas.

El poder de anticiparse: ciudades con visión de futuro

El fenómeno de la gentrificación no puede ser abordado solo desde la reacción. Es necesario anticiparse. Aquí es donde cobra valor la Maestría en Pensamiento Estratégico, Prospectiva e Innovación, también del Poli, que forma líderes capaces de diseñar futuros posibles, analizar escenarios y tomar decisiones informadas con enfoque social y sostenible.

A través de enfoques de prospectiva urbana, análisis de datos y metodologías participativas, se pueden diseñar soluciones innovadoras para que el crecimiento de las ciudades no sea sinónimo de desplazamiento, sino de oportunidad para todos.

¿Qué podemos hacer como ciudadanos?

Más allá de los gobiernos y los influencers, cada ciudadano tiene un rol. Estas son algunas acciones concretas que podemos impulsar:

• Apoyar el comercio local: comprar en tiendas de barrio es una forma poderosa de resistir el desplazamiento.
• Participar en procesos comunitarios: juntas de acción comunal, cabildos y espacios de planificación urbana.
• Informarse y educarse sobre cómo se transforma la ciudad y exigir transparencia en los proyectos urbanos.
• Formarse profesionalmente en áreas que permiten incidir en políticas públicas, planeación urbana o innovación social.