Desde la propia denominación del seminario se interpela sobre la posibilidad de múltiples interpretaciones posibles: “Paz ¿Cuál Paz?” y a esto invitó este debate sobre la paz no sólo en Colombia, sino también a la luz de sendas experiencias internacionales. El evento internacional se llevó a cabo el pasado jueves y viernes 18 y 19 de marzo de forma tanto virtual como presencial en el recinto del Senado de la República.

En principio, es importante destacar que los llamados procesos de paz han sido protagonistas de la agenda internacional en diversas regiones del mundo, sobre todo desde los años 90´s. El cese de conflictos sobre todo de índole intraestatal, necesariamente conlleva a una problemática posterior y que demanda décadas en saldar, que es la de la reconciliación social. Así, los ejemplos más destacados son el de Sudáfrica, con el consecuente ascenso al poder de Nelson Mandela poniendo fin a siglos de Apartheid, El Salvador y Guatemala, luego de 11 y 26 años de guerra respectivamente, Irlanda, que significó entre otros aspectos el desmantelamiento del IRA y en otras regiones, como los casos de Nepal, Burundi, Indonesia, Sierra Leona, Sudán del Sur y Angola.

Durante las dos jornadas del Seminario Internacional participaron investigadores, expertos, miembros de organismos internacionales, funcionarios públicos y representantes de países que transitaron o anhelan experiencias similares en sus lugares de origen.

En la primera, que tuvo lugar el jueves, mientras Guy Djoken, del Centro para la Paz UNESCO, destacó que la herramienta primordial para conseguir la paz es la educación, Boaventura De Sousa Santos, miembro del Consejo Asesor de la Comisión de la Verdad, fiel a su estilo, afirmó que “lo que ha prevalecido es falsa paz. Lo que tenemos es una paz neoliberal. Hay indiferencia y pasividad frente al proceso” (Aristizábal, 2021).

Por su parte y desde el Gobierno nacional, el Comisionado de Paz, Miguel Ceballos Arévalo, sentenció que “La paz en Colombia no será completa si las disidencias alzadas en armas siguen insistiendo en la violencia. Las disidencias de las Farc llegan casi a las 3.000 personas, que se suman a los grupos de apoyo que son más de 2.000. Ese es un gran desafío para la implementación de los Acuerdos, por una razón fundamental y es que esas disidencias se oponen a los Acuerdos y obstaculizan el trabajo del Estado” (Aristizábal, 2021).

Estas opiniones destacaron en el marco de otras de no menor valía, que reflexionaron en torno de la democracia, la justicia, la protección de la vida y la estabilidad en los territorios.

El viernes, la temática tomó protagonismo a partir de los invitados internacionales que narraron sus propias experiencias en este sentido. Así, el Embajador de Palestina en Colombia expresó que "El pueblo palestino añora la paz, tan necesaria como el amor, el agua, todos debemos trabajar para vivir en paz", mientras que el líder de la comunidad Chiita musulmana de Colombia manifestó que “llegó el momento de sacrificarse para que en el país el termino paz, no sea solo una palabra que sirva para adornar discursos, si no también que sirva para traerlo a nuestra realidad”. (Arias, 2021).

Desde el punto de vista de los derechos humanos, destacaron las intervenciones de los activistas Nidia Arrobo -Ecuador, por los derechos indígenas- y Jim Hudgson -Canadá, defensor de los derechos humanos en América Latina-. Finalmente, la coordinadora de la organización 3R de Haití, relató la situación en su país y a partir de la misma concluyó: “En mi país hemos sufrido dos elecciones fraudulentas, secuestros que dejan al país muy expuesto, generando oportunidades que afectan gravemente a la población, esto que vemos es una realidad para el resto de países, es por ello que la paz la podemos lograr yendo en la dirección correcta, practicando la honestidad, el respeto mutuo y aprendiendo a afrontar nuestras necesidades mostrando solidaridad entre naciones”. (Arias, 2021)

Resulta esperable que el gobierno nacional reciba estos aportes en el largo camino emprendido para la consecución de la paz; una paz que además de la desmovilización de los grupos armados, espera por la reconciliación y la prevalencia de los fundamentos del Estado colombiano: una democracia participativa y pluralista que abogue por el interés general y el respeto de la dignidad humana.