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Internacionalización en casa

Para hablar de internacionalización no hay que salir del país pero sí de la zona de confort.

Internacionalización no es solamente movilidad.  Cuando se habla de internacionalización de la educación, se tiende a pensar en los estudiantes y docentes que salen del país a tener experiencias en el exterior o en los docentes que vienen de afuera a compartir con nosotros su conocimiento. La internacionalización de la educación tiene un concepto mucho más amplio; se trata de un proceso - de un camino – que busca incorporar dimensiones internacionales e interculturales a las funciones, tanto académicas como de servicio, de una institución siempre en búsqueda de la calidad.  

Existen varios vehículos para transitar el camino de la internacionalización: a través de la investigación, el currículo, la movilidad, la cultura, los idiomas, entre otros. Algunos de ellos requieren seguramente de algún desplazamiento a otros países, pero no debe ser esto una limitante. En Colombia, y en América Latina en general, son muy escasas las oportunidades que tienen los estudiantes y docentes para participar en programas de movilidad por los bajos recursos económicos y pocas ofertas de becas o programas oficiales. Con los programas de movilidad se benefician muy pocos estudiantes y docentes, quedándose por fuera el grueso de nuestra comunidad académica. No podemos entonces centrarnos sólo en esta forma de internacionalización; tenemos que buscar opciones para poder ofrecer a nuestros estudiantes y docentes experiencias de aprendizaje desde nuestra casa de estudios. Tenemos la obligación de trabajar la internacionalización en casa si queremos que nuestros estudiantes cuenten con competencias, conocimiento y actitudes que les permitan trabajar y desenvolverse en el mundo de hoy, un mundo multicultural y globalizado.

Afortunadamente, cumplir con esta obligación puede resultar, en esta época, una tarea fácil. Hoy con el apoyo de las TIC y del manejo de un segundo idioma podemos tener buenos resultados en temas de internacionalización; sobre todo en lo que se refiere a internacionalización del currículo. Pero ¿qué significa o implica la internacionalización del currículo? La OCDE define la internacionalización del currículo como: “un currículo con orientación internacional en contenido y/o forma, que busca preparar estudiantes para realizarse (profesional, socialmente), en un contexto internacional y multicultural, diseñado tanto para estudiantes nacionales como para extranjeros”. Esto puede implicar tener que hacer grandes ajustes curriculares, pero podemos desde ya, en los salones de clase abordar el tema. La tarea puede resultar sencilla gracias a la tecnología y facilidad de comunicación con la que contamos, pero puede resultar difícil, si como docentes, no nos cuestionamos, sacudimos y adaptamos. Debemos salir de nuestra zona de confort para modificar y actualizar nuestras clases y metodologías. Atrás deben quedar las clases centradas en sólo un texto o en el conocimiento del profesor. Es responsabilidad de los docentes y directores académicos pensar no sólo en las competencias específicas de un programa sino también en competencias de internacionalización. Así mismo, son responsables decanos y directivas académicas de promover y apoyar el desarrollo de éstas si queremos fortalecer la capacidad institucional y mejorar la calidad.

Se estarán preguntando cómo podemos internacionalizar los currículos desde los salones de clase sin hacer grandes reformar curriculares. Como mencioné anteriormente, la respuesta está en las TIC y en el manejo de un segundo idioma. Seguramente habrá otras formas, y aquí es donde la creatividad y recursividad de cada docente entra en juego. Comparto algunas ideas del académico holandés Ronald Knust Graichen y de Liz Reisberg, asesora educativa, que pueden ayudar a docentes a lograr este objetivo con tan solo hacer ciertos cambios en sus dinámicas de clase:

  • Invitar a docentes extranjeros a dar charlas virtuales a través de herramientas como Skype, Hangouts, Elluminate si se quieren en vivo y en directo. En caso de tener problemas de horario o de conectividad, las clases pueden ser pregrabadas, haciendo uso de plataformas como Youtube, Vimeo, por mencionar las más conocidas. Además de las charlas se puede generar un espacio para preguntas y respuestas.

  • Comparar casos, teorías o modelos de otros países con contextos culturales diferentes. Por ejemplo, temas de género y equidad en oriente y occidente, apoyos y/o normativas gubernamentales en temas de comercio entre países, estructuras políticas de diferentes países, cómo se resuelve el mismo problema en nuestro país y en otro país, etc.  

  • Buscar clases paralelas a las nuestras en universidades extranjeras para hacer ejercicios entre estudiantes: Trabajar una temática en grupos compuestos por estudiantes de las 2 instituciones; por ejemplo, creación de mapas conceptuales y presentaciones. Con el apoyo de aplicaciones como Skype, Whatsapp, Google Docs, wikis – herramientas de uso universal - los estudiantes pueden trabajar de manera sincrónica y asincrónica y lograr el ejercicio.

  • Incorporar el inglés (o un segundo idioma): Se puede empezar por la bibliografía; incluir semestre a semestre un porcentaje cada vez mayor de textos en inglés. En un principio puede sólo ser la bibliografía opcional y de manera progresiva incluir bibliografía obligatoria en inglés. También se pueden incluir vídeos cortos o ejercicios sencillos en inglés dentro de las clases. Esto ayuda a crear la necesidad de aprender un segundo idioma y refuerza el manejo del mismo. Si ya los estudiantes tienen algún manejo del idioma, se puede incluso exigir producción en inglés; párrafos cortos o presentaciones en clase. Por último, los docentes más lanzados pueden dictar parte de sus clases en inglés, o incluso, proponer o diseñar electivas en inglés. Seguramente tendremos pocos estudiantes en un comienzo pero con el trabajo arduo de todos promoviendo el bilingüismo, lograremos tener cada vez más estudiantes.

  • Realizar actividades “extracurriculares” en conjunto con otros departamentos académicos o áreas: Buscar temas transversales como charlas, club de cine, talleres, debates que puedan generar una discusión cultural.  

Para hacer más sencilla la puesta en marcha de estas actividades, es importante por una parte, apoyarse en las áreas de tecnología e internacionalización de las instituciones para tener acceso a herramientas virtuales y tecnológicas y a contactos y convenios con universidades en el exterior. Por otra parte, resulta también clave hacer los ejercicios en doble vía; es decir no sólo traer el mundo a nosotros sino mostrarnos también al resto del planeta; no se trata solamente de aprender acerca de otras partes sino de darnos a conocer, pues tenemos mucho que enseñar y mostrar como institución y como país.

Si empezamos con actividades como éstas, estaremos ya por buen camino. Recordemos que la internacionalización no es un fin en sí mismo, sino un camino que nos lleva a mejorar, que nos ayuda a desarrollar habilidades requeridas por el siglo 21. ¡Que nadie se quede atrás! 

 

Autora

Raquel Bretón de Schultze-Kraft

Raquel Bretón de Schultze-Kraft

Directora de la Oficina de Relaciones Internacionales